La Moraña pre-romana ya contaba con un buen número de poblados castrejos que desde su posición privilegiada dominaban el valle y permitían la defensa a sus moradores.
Uno de los más antiguos puede ser el monte Castelo, en la parroquia de Cosoirado, muy cerca de S. Antoniño do Monte en Campo Lameiro. Habitados en épocas tardías, el Castro de Rebón, con un trazado hermoso y una muralla artificial al sur lo hacen reconocible a lo lejos. El Castro de Paraños o «Monte da Mena», llamado así por la existencia de una cueva subterránea, y una piedra llamada Pena da Auga donde se conservaba el agua todo el año, cuenta con una importante extensión y forma conjunta con el menhir A Lapa, una mámoa y más lejos unos petróglifos.
El Castro de Santa Cruz de Lamas en el lugar de la Iglesia, cuenta con un camino de entrada, la llamada Corredoira do Castro y en él se encuentran diversos restos de cerámica, tégulas y un molino de mano. En la misma parroquia, en el Silvoso, está el Castro de Cernadas, de pequeño tamaño y desdibujado por la vegetación.
En Laxe, se encuentra el Castro de Querguizo, por encima de este lugar. Y ya por último, cabe mencionar emplazamientos de pequeño tamaño coma Castriño, en la Amil, o e de la Chan que perdieron su base por los trabajos de asentamiento posterior.
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